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Nací en 1990 en Aplao - Arequipa, estudio Periodismo en la UNSA, francés en la Alianza Francesa de Arequipa. Formo parte activa de seminarios o eventos sobre cualquier expresión de cultura en general. Soy una persona de carácter sereno que agrada de las personas responsables, perseverantes. "LA TAREA HA DE SER DIFÍCIL, PUES SÓLO LA DIFICULTAD INSPIRA A LOS NOBLES DE CORAZÓN", busco reflejar este pensamiento de Kierkegaard, cada día busco mejorar.

sábado, 8 de septiembre de 2012

¿Quién es nuestro pastor?


Brutos, toscos, irracionales, groseros…, eso fuimos y aun no sé si lo seguiremos siendo. Hoy veo que somos esa gran masa uniforme, homogénea, igualitaria, indistinta que se realiza y desenvuelve en la mas banal realidad: la de ser parte del anonimato y el silencio de una voz que ya no tiene fuerzas para luchar. No llamo a la revolución, ni tampoco a la rebelión. Simplemente pido el despertar del sujeto autentico, de aquel que fabrica su mundo y configura los medios para alcanzarlo. Pido el despertar de un sujeto libre y no al prisionero de esta mediocre liviandad. Pido la fuerza del bruto, la locura del irracional y la malcriadez del grosero. Es necesario volver a vivir.

No somos personas, somos entes y objetos por conquistar. Desde la concepción de la civilización, cuando aun las relaciones entre las personas no estaban delimitadas, cuando simplemente se postulaban como un desparpajo de emociones, impulsos absurdos y actividades sin fin, nació en el seno de esta mescolanza la intención de algunos de ser reconocidos, de ostentar, de tener y proyectarse como dueños y patrones de ese conjunto de personas hasta el momento primitivas y en gran medida todavía irracionales. El amo Hegeliano nacía, más no el esclavo.

La autoridad se afianzó así en la civilización. La hegemonía de unos pocos contra la sumisión de otros muchos es la radiografía de la antigua sociedad occidental, una sociedad estamental en la que las categorías se establecían al son y compás de “aquellos pocos”, en la que el sometimiento, tragedia y conformidad era parte de “aquellos muchos”. La igualdad no existía, arbitrariedad y absolutismo si, y mucho.

La acción y gestión de las instituciones nunca fue el acuerdo de las mayorías, nunca respondió al llamado y libre albedrío de las grandes masas. Las instituciones como el Estado, la Iglesia, simplemente respondieron a la voluntad de poder de los jerarcas, de los burgueses, del clero. Lo que se conoce como verdad nunca fue sometida a juicio, nunca fue debatida, ni mucho menos conversada. Si  tenemos líneas directrices de comportamiento, de instituciones y política de gestión y gobierno es porque son en resumen la herencia que “aquellos pocos” fabricaron y con la que confabularon con el único fin de someternos, sojuzgarnos y suprimirnos. Hoy, irremediablemente es la irreprochable herencia con la que despertamos bajo el brazo y de la cual es imposible despojarnos. Este mundo no es el que nuestras voluntades desearon, simplemente es la voluntad de los que quisieron gobernar.

Si bien es cierto, nosotros nunca fuimos participes y cómplices de aquellas decisiones, pues abran los ojos, sí lo fuimos, en la medida que permitimos que se asienten sobre nuestras voluntades y coaccionaran nuestra decisión. “Los gobernantes han mantenido  un interés de mantener a sus súbditos en tinieblas, porque de otra manera sería sumamente fácil exponer la injusticia, la arbitrariedad, la inmoralidad y la irracionalidad de su propio gobierno” (Helvetius) El mundo entero sabe y conoce que la mano que estruja el látigo y ejerce su poder es la de un sistema putrefacto que nació con la corrupción y mentira entre sus venas. La mentira y traición es parte de los gobiernos, no se sabe si eso algún día se podrá remediar. Hoy la decisión de nuestras vidas se rige en base a estos lineamientos ¿Dónde quedo el ser humano libre? ¿Cuándo perdimos la voluntad?

La vida en general no debería corresponder a estructuras de comportamiento definidas y configuradas. Somos libres, cada uno es distinto. No somos iguales. Es el momento, es la oportunidad de despertar. La dependencia en exceso que hoy nos azota y gobierna se ha extendido hasta las más impensables capaz de nuestro accionar. Hemos sido sujetados, hemos sido moldeados y todos somos parte del gran recipiente de control y sujeción. Hoy no somos nosotros. Lamentablemente hemos sido enajenados de la fundamental capacidad de decisión.

¿Nos gusta vivir enfrascados, coaccionados y limitados? No me gusta tener la soga contra el cuello ni la espada contra la pared. Reconquistemos el valor imprescindible de nuestra existencia. La libertad.

¿Periodismo en la televisión? ¡Por favor…!


Gracias Alonso, maestro y guía.


¿Cuánto tiempo más hará falta para que la prensa regocije a los aburridos lectores o espectadores ávidos de escándalo mostrándoles violaciones, torturas y asesinatos en trance de ejecutarse?
Mario Vargas Llosa. La civilización del espectáculo. (El País-Junio de 2007)


“Tetas, culos, mierda…eso es la televisión de hoy”, así de claro, sin asco, casi regurgitando lo decía Gorriti sentado en el cómodo sillón de su despacho, en una tarde calurosa de verano. Despacho, que sirve de cueva y refugio en las amanecidas de extenuante trabajo en IDL Reporteros, allá en el cómodo distrito de San Borja. La conversación sobre lo que hoy significa la televisión y específicamente los espacios periodísticos había terminado.

Un medio de comunicación nace en la necesidad de una población que busca ser informada, pues el objetivo de esta “empresa” (porque sí que lo es) es vender la noticia, ofrecer su producto, hacerla del gusto del público, de sus clientes. La televisión desde su llegada al Perú en 1958, gustó de una preferencia nunca antes vista. Si la llegada de la radio, allá por las primeras décadas del siglo XX, supuso un suceso asombroso y sorprendente; el arribo de este medio que incluía cada una de las características del equipo radiofónico, añadido con el elemento imagen, fue en supremo extraordinario. Así,  logró cautivar desde su establecimiento en el país a una población que encandilada admiraba el desarrollo y contemplaba aun incrédula como una caja reproducía sonidos y capturaba dentro de sí a personas vivas que saltaban, bailaban, cantaban y lloraban. La televisión siempre disfrutó de ese encanto y sí que lo supo aprovechar.

La programación periodística en la televisión ha ido cambiando conforme el mundo lo hacía, conforme nuevas necesidades y nuevos roles se reproducían. La economía de mercado y el gran capital buscaban siempre llegar a más lugares, ampliar sus mercados. La democratización de la televisión fue una oportunidad que tanto los inversores y los “broadcaster” supieron aprovechar. De este modo, hacía su nacimiento la publicidad y nuevos flujos de participación publicitaria se adueñaban de las pantallas. La televisión ya no era la empresa de unos pocos, delos entusiastas, de los innovadores; la televisión se entremezcló con los intereses de los grupos económicos, la televisión se convirtió en  una herramienta de conquista, más ya no de entretenimiento y distracción.  Sabe Dios qué fines son los que controlan la televisión de hoy.

De esta forma, el mensaje periodístico ha sido totalmente transvalorado, para resumirlo así en término Nietzscheanos. Ya no existe la intención de informar de manera responsable y con el fin de educar, existe la intención y vil de distraer, de entorpecer, de idiotizar. La oferta es variada, los noticieros son muchos y distintos, por más que uno intente cambiar de canal, lo que encontrará en la vereda del frente es más de lo mismo. ¿Quién es el responsable de que hoy gocemos de este tipo de periodismo? ¿Lo son ellos?, los dueños y empresarios de los canales ¿O lo somos nosotros?, por ser meros observadores y contempladores de este plan de idiotización. Nosotros tenemos un rol claramente a desempeñar y es el de evaluar los contenidos que nos son proporcionados ¿lo hemos hecho? pues no, hemos permitido que mecanismos de control se hayan apoderado de nuestra vida y pensamiento y hoy lo tomemos como algo normal. La televisión y el dizque periodismo que observamos es parte de este aparente inocuo sistema de información. “Frivolidad, banalidad, estupidización acelerada del promedio es uno de los inesperados resultados de ser, hoy, más libres que nunca en el pasado” (La Civilización del Espectáculo - Mario Vargas Llosa, artículo en diario El País) Pues ese promedio que Vargas hace referencia va en constante e inevitable crecimiento. Hoy  la información que verdaderamente es importante, que verdaderamente debería ser comunicada es relegada a insignificantes espacios de menor alcance. La investigación de IDL Reporteros sobre la banca en el país, terminó, en palabras de Gorriti, ocupando una mediocre columna de El Comercio, que ni citó la fuente y autores de la investigación.  Lo sabe Gorriti y así como él, los demás, los que creen que a pesar de todo es posible hacer el bien, informar para hacer periodismo de verdad. Mientras tanto, su trabajo e investigación seguirá de espaldas, frente a  la matanza y aniquilamiento de crítica y voluntad en la cual la sociedad se ha vuelto involucrada y que se vio desatada por su propia decisión y libertad.