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Nací en 1990 en Aplao - Arequipa, estudio Periodismo en la UNSA, francés en la Alianza Francesa de Arequipa. Formo parte activa de seminarios o eventos sobre cualquier expresión de cultura en general. Soy una persona de carácter sereno que agrada de las personas responsables, perseverantes. "LA TAREA HA DE SER DIFÍCIL, PUES SÓLO LA DIFICULTAD INSPIRA A LOS NOBLES DE CORAZÓN", busco reflejar este pensamiento de Kierkegaard, cada día busco mejorar.

sábado, 23 de abril de 2011

¿Cómo confiar en Humala?

Estas últimas elecciones han sido el cristal en el cual se vio reflejada más que nunca la partición ideológica existente en el país. Fue el reflejo que nos dio a conocer, mejor dicho, que descubrió flagrantemente que el Perú es así de diverso en pensamiento como lo es en su cultura. Los partidos políticos, esas asociaciones vinculadas por objetivos concretos y carisma de acción por lograrlos, vieron ese 10 de abril como su maquinaria burocrática de representación fue aniquilada por la sola imagen de un cambio redentor, por el llamado de espoir que millones de peruanos al unísono clamaron en las urnas. Ese 10 de abril, a criterio de muchos, el Perú estaba en camino hacia su aniquilación, el Perú iba camino a joderse.

De los 5 candidatos con otrora posibilidad de ganar la elección, Ollanta Humala y Keiko Fujimori eran los más resistidos por los llamados “académicos” del Perú. Independientemente de los postulados de sus respectivos planes de gobierno, la aversión era constante hacia su imagen, ese primer odio de este sector de la población hizo crear en los demás la figura de héroes políticos con la cual llegaron a la primera vuelta del 10 de abril y que los hizo triunfantes. El resultado fue incuestionable. El 50% de la población apoyo esas candidaturas y la pregunta consensuada de toda esa clase académica fue: ¿Esa gente es estúpida? ¿Es que acaso no saben leer libros de historia y darse cuenta del daño que las dictaduras y gobiernos militares le hizo al país? No había que dar respuesta. Ese es el juego de la democracia, es la ley del pueblo la que hace que las cosas se manejen así.

Dictadura o Militarismo.

El triunfo de Ollanta Humala fue aplastante en comparación con el Pedro Pablo Kuczynsky, que a criterio de todos y como terminaría confirmando los resultados de la ONPE, quedo relegado en el tercer lugar de las preferencias electorales. Kuczynsky, a opinión de esa “clase” era la mejor opción para continuar con el modelo de crecimiento que viene sustentándose 10 años en el País. Pero las cosas no fueron así.

Debatirse entre la idea de apoyar a alguna opción de estas dos, parece ser una tarea que los restantes 3 candidatos no lograron, ni quisieron hacer. El intento fallido y casi hipócrita de PPK de hacer eso quedó en nada, con la formulación de un acuerdo que sólo quedo en foto y algo más. Me digo: ¿No hubiera sido lógico respaldar la postura democrática más congruente con su opción política, evitando de este modo quedarse en la otra orilla política como picones y resentidos por una pelea electoral? Lo único que esto ha conseguido, es dejar a estas dos figuras repartirse el poder político en el Perú y encumbrarlos de la legitimidad que ofrece la democracia, que es ese respaldo popular por el cual uno fue elegido.

Miedos.

C’est le mot más utilizada en el País después de la primera vuelta del 10 de abril, sino habría que preguntarle a los señores de la Bolsa de Valores que con espanto clamaban una baja en el dólar y un espanto de las inversiones. Fuera de esto; las intenciones de ambos candidatos van quedando claras. Aquellos miedos no han de ser tópicos que restrinjan nuestra confianza y espoir en el Perú del mañana. El miedo hacia una ruptura de la ley por el señor Humala no debe limitar el creer que esto no pude ser del todo mal y como diría Alán en vísperas del 10 de abril. Optimismo, es lo que se debe sembrar.

Al señor Humala sólo debo decirle esto:

“Las leyes sociales y económicas no son cadenas, no son un marco, sino líneas directrices para una posible acción, generadas y desarrolladas por y en la acción” y en nuestro caso, por la acción de un Perú mejor. A pesar de que hoy no creemos en esas personas, sólo bata decir que las ganas de hacerlo estarán siempre y cuando la democracia sea el pilar bajo el cual quieren mejorar este país. No hagan perder la confianza que tras 10 años hemos podido formar.