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Nací en 1990 en Aplao - Arequipa, estudio Periodismo en la UNSA, francés en la Alianza Francesa de Arequipa. Formo parte activa de seminarios o eventos sobre cualquier expresión de cultura en general. Soy una persona de carácter sereno que agrada de las personas responsables, perseverantes. "LA TAREA HA DE SER DIFÍCIL, PUES SÓLO LA DIFICULTAD INSPIRA A LOS NOBLES DE CORAZÓN", busco reflejar este pensamiento de Kierkegaard, cada día busco mejorar.

sábado, 7 de agosto de 2010

Amar y Amar (Parte 2)



  
¿Cómo darnos cuenta que esa persona apareció? Las personas somos tan diferentes, encontramos felicidad en cosas tan vagas, tan burdas, tan simples y tan cotidianas, pero ¿eso es la felicidad?, ¿La felicidad es encontrar armonía y satisfacción con el obtener de esas cosas?…ciertamente no lo creo.

Yo creía que el amor era algo especial, creía que era la súbita expresión de un “Te quiero” de un “Te amo”; al observar las fotos de un álbum muy escondido para mí, fotos en las cuales mis padres desenvolvían las sonrisas más puras, sinceras y reales de algo que se llama “amor y felicidad”, pude darme cuenta que en parte sucede así, el amor puede comenzar en ese mutuo escuchar de esas tan trilladas frases, mas inmediatamente algo empezó a titubearme: no dudaba de sus sonrisas, no dudaba de sus caricias; dudaba si en verdad esas sonrisas se podrían perpetuar en la sinfonía y confianza que significa el estar casado. Más tarde terminaría dándome respuesta.

Cuando uno cree que el amor le toca la puerta, siente cosas que son únicas en su momento, la frase con la que se puede describir esas sensaciones, es el decir comúnmente: “No sé, es algo que no puedo explicar” y pues es en el escepticismo de esta sensación, en la duda del afirmar algo, que encontramos respuesta a nuestros tan grandes miedos que por el momento nos hicieron sentirnos en el aire.

Y cuando realmente esas sensaciones se apoderan de nosotros ¿Qué se debe pensar de ellas?, son estas expresiones las que me hacen sentir que ya no soy el niño de 8 años que con asco e indiferencia miraba las telenovelas mexicanas, llenas de sufrimiento, dolor y abundante derroche de lágrimas; que ya no soy el chiquillo que ante las molestias de sus primos mayores con alguna chiquita de por la casa, se inquietaba, se sonrojaba, se ruborizaba y por ende se molestaba y pelinquiaba; creo en verdad que ahora soy una persona que creció, que puede comprender o al menos intentar comprender que cambió, que ya no es mamá quien lo peina, que ya no es mamá quien lo levanta, que ahora soy o al menos intenta comprender esto que se llama “amor”.

Es este mismo proceso, del cual estoy muy seguro, muchas personas han podido pasar y pueden tranquilamente identificarse con estos pequeños ejemplos, y también estoy muy seguro que ahora en esta nueva edad que ostentan, a pesar de sus miedos y dudas, se creen y perfilan como sujetos que pueden amar, que pueden sentir sentimientos nobles, amables, humanistas y totalmente desinteresados por otra persona… No creo que haya amor que excluya estas variantes. Pues si lo hay, y como tal existe, preferiría simplemente omitir y esquivar el sentir hacia otra persona ese amar.

El amor es felicidad, es complacencia, es mirar al otro y en el tiritar de su mirada, encontrar refugio, paz y confianza. Es compartir, los miedos y las certezas, los problemas y bondades, las sonrisas y las lágrimas, los “Holas” y los  “Chau”, las caricias y los golpes, pero sobretodo es ponerse en el lado del otro e intentar poder comprender cuán difícil sería una vida sin él, cuán absoluta sería nuestra nimiedad sin el consejo de esa persona que con el sólo hecho de ser nos vuelve capaces, nos vuelve humanos.

Indiscutiblemente el amor comprende sufrir, no todo se dibujará según el divino soñar que deseamos conquistar. “La esfera terrestre del amor que rezagóse abajo, da vuelta y vuelta sin parar segundo, y nosotros estamos condenados a sufrir como un centro su girar”, así parsimonioso y libre Vallejo deslinda esta experiencia, que inexorablemente uno debe de formularse y considerar.

Son tantas las cosas por aprender, son tantas aún las cosas que uno debe conocer. El momento del poder reconocer el amar, se hallará en el miedo de tener a alguien y tener mucho más pavor aun de perderlo, ¡Cuán impredecible es la vida!, ¡Cuántas personas nos permitirá conocer! Sólo se puede afirmar algo: Hay aun muchas cosas por vivir, y dentro de las cuales está el amar, ¿es algo que nos debe urgir y alarmar?, creo que no, creo que todo pasa por algo, pienso que todo hallará en algún momento justificación, y como Viktor Navorski decía parco y temeroso a Amelia Warren en la trama de “El Terminal”: “Todos esperamos algo, yo te espero a ti”, valga la redundancia, valga el desorden gramatical; uno espera en esta vida amar, uno espera simplemente, vivir, para ser amado.