El Perú a lo largo de sus 189
años de vida republicana ha experimentado la desilusión constante que supuso el
estar gobernados por grupos políticos tan distintos, cada uno velando sus intereses
y cada uno siguiendo los preceptos que su pensamiento forjaba. Esas políticas fueron
expresadas en propuestas tan variadas que se perdieron confusamente en la
intención de elaborar un mejor país. Esto es la democracia, este es el sistema
de gobierno que hemos acogido de occidente y que a nuestra manera hemos ido
desarrollando tras caídas y aciertos.
Hoy un gran debate se abre,
dentro de un espectro político abarrotado por posturas tan diversas e
intenciones igual de variadas. ¿Existen partidos políticos en el Perú?, ¿existe
la convicción de la presencia de una clase política formada por grupos sólidos
con una clara visión de acción sobre la realidad nacional?
Como todo aspecto de la vida, el
concepto de partidos políticos ha ido cambiando
y configurándose de acuerdo con el desarrollo del país. Entender el
viejo concepto de partido político, el que era asociado indesligablemente con
la noción de ideología es entender hoy que su nueva configuración se expresa en
una nueva relación conformada aun por la política pero ahora con la pragmática.
El Perú es prueba fiel de ello y un buen ejemplo para entenderlo, entender cómo
es hoy el proceso desde el cual la decisión de gobierno se traslada desde la
base de la soberanía democrática, que es el pueblo, hacia sus representantes,
los dirigentes políticos.
Fernando Tuesta Soldevilla, ex
jefe de la ONPE y del Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad
Católica del Perú, expresa la disociación de esta relación en el Perú: “Hace ya un buen tiempo, quizá un par de
décadas, la ideología no es el centro de articulación de un partido, incluso en
el APRA. Lo que pasa es que siempre tenemos en la cabeza la idea de un partido
ideal, un partido que tiene programa, organización, ideología, trascendencia
que no es personalista, pero ese tipo de partidos no existe. Lo que si tenemos
son formaciones políticas que sí son partidos, pero no son partidos como uno
quisiera que sean, son partidos con una serie de debilidades”.
Para Tuesta la existencia de
partidos políticos fundados en ideologías existió en cuanto supuso una etapa de
su desarrollo como proceso político, pero hoy el panorama exhibe
representaciones que no mantienen relación con este clásico concepto: “Los partidos políticos con ideología si
existieron, no es una creencia, era así, pero ahora ya no es así. A tal punto que ganan
elecciones con menos años en política todavía. El Fujimorismo no tenía ni un
año de fundado y ganó las elecciones, Perú Posible tenía menos de una década de
haberse fundado y ganó las elecciones, el partido Nacionalista gana las
elecciones y mira lo que tienen. En el Perú, la debilidad en general hace que
agrupaciones de esta naturaleza ganen las elecciones, ahora que les vaya bien
en el gobierno es otra cosa. No les va bien, pese a que hay contextos
favorables como nunca antes han tenido presidentes anteriores”
Para el director de IDL
Reporteros, Gustavo Gorriti es clara la nueva definición en función de la
importancia del pragmatismo en el accionar de estos grupos: “Un partido político qué lo distingue, que
es un grupo de gente, que se organiza para la acción política en torno a un
grupo de ideas comunes que consideran que mejorarán o serán mejores para llevar
a cabo la resolución de los asuntos
colectivos. Existen partidos con gente que tiene una visión muy pragmática y
muy directa de las cosas, hasta gente que tiene una ideología muy elaborada,
con una dogmática compleja. En términos generales, para mí el tener principios
claros y una capacidad pragmática e importante es una de las cosas que le da
posiblemente mayor salud a un partido político. Principios claros, acción
pragmática bien hecha”
Para la población y más aún para
la sociedad política existe la figura clara de una crisis en la organización de
estos colectivos, en la cual el aprismo, ha supervivido luego de este proceso.
Para Tuesta, no es prudente hablar de un proceso como este, ya que esta misma
percepción se mantiene vigente hace ya muchos años: “Yo no utilizo el término crisis de partidos y no lo utilizo porque
siempre se ha hablado de crisis de partidos políticos en el Perú desde que yo
era estudiante, entonces no puede haber algo que está en crisis 30 ó 40 años,
eso es otra cosa. En consecuencia, los partidos en realidad en el Perú
contienen determinadas características, partidos que son muchas veces más
pragmáticos, partidos que han nacido después del 90’ altamente personalistas,
tienen una debilidad organizativa, pueden ser exitosos electoralmente, mas no
representativamente. Esos son los partidos en tanto la ideología no es el
sedimento que tienen para poder constituirse y mantenerse”
Gorriti considera equivocado
hablar exclusivamente del Partido Aprista como el único grupo político en el
país: “No, varios lo dicen.
Comparativamente tiene más años que la mayoría, tiene algunos elementos de funcionamiento que son propios y que otros no tienen, a excepción de algunos
grupos comunistas que si lo desarrollaron, pero si existen otros partidos. Perú
Posible tiene funcionamiento como partido, ha logrado de alguna u otra manera
superar el punto de peligro que supuso la salida de Toledo de la Presidencia y
su muy baja popularidad durante esos años. El partido Nacionalista no sé si
tendrá algún porvenir o no, pero por el momento es un partido vigente; la
izquierda tiene unos partidos pequeños y que funcionan como organización bien y
lo mismo pasa con el PPC”
Personalismos y no colectivos.
Si hay algo que caracteriza a los
partidos políticos en el país, es el proceso de personalización por el cual la
mayoría ha pasado. La figura de un colectivo ha sido reemplazada por la de un
líder que simboliza y acoge toda la representatividad del grupo.
Tuesta indica que este proceso
perjudica mucho a los partidos por la línea de dependencia que se crea en torno
a esta figura: “Este proceso de
personalización afecta mucho, más todavía en casos en que el partido es débil
organizativamente y cuando todo está concentrado en esa persona. Eso hace que
el partido esté integrado por gente que quizá lo único común que tiene es tener
una relación de dependencia con el líder, jefe, fundador, dueño del partido, o
lo que fuera. Antes existían liderazgos,
el mismo APRA con Haya de La Torre quien constituía un liderazgo
incuestionable, pero estaba imbricado con una organización altamente
disciplinada y una organización con muchos militantes, cosa que no ocurre ahora”
La desaparición de estas figuras
supondría la desaparición de la escena política de esos partidos, afirma
Soldevilla: “El Fujimorismo, Perú Posible
o el Nacionalismo se articulan a través de la figura de sus líderes, si ellos salen o se retiran esas agrupaciones
tienden a desaparecer. Si bien es cierto parece no ser el caso de Fuerza 2011,
en verdad si lo es, porque Keiko Fujimori lo canaliza de alguna manera por ser
hija de Alberto Fujimori”
Gorriti Ellenbogen es claro al definir este proceso como un
error dentro de estas estructuras políticas: “La personalización es un error y se da. A García cuando le dicen eso
contra argumenta de que siempre que el APRA presenta candidatos sin él, sale
con niveles bajísimos de representación y cuando él entra arrastra a todo el
partido. Eso es en otras palabras: el partido soy yo. Evidentemente en cada
partido hay disputas de grupos por el liderazgo, en todo partido hay eso, pero
todo lo que hay que buscar es que se maneje civilizadamente de acuerdo con las
reglas y que una vez que concluyan los procesos se apoye adecuadamente una
reorientación”
La política nacional hoy asume la
multiplicidad de posturas y lineamientos sustentados en representaciones que
carecen de sentido colectivo. Hoy la política es de todos, el debate político
está abierto para cada ciudadano que quiere un mejor país. Para simplemente
entenderlo es como Sartori lo definió: un partido político es cualquier grupo
político que se presenta a elecciones y que puede colocar mediante ellas a sus
candidatos en cargos públicos. Por ahora suficiente, nada más.